El CFA se va a convertir en uno de los grandes referentes en fabricación avanzada y tecnologías habilitadoras en Andalucía. Hablamos con Javier Romalde, responsable de Operaciones, para conocer el modelo del centro, su equipamiento y cómo planea impulsar la innovación industrial en la región y más allá.
¿Qué papel desempeña el CFA en el impulso de la innovación industrial en Andalucía?
El CFA tiene un papel transversal en el ecosistema andaluz. Es un punto de encuentro entre empresas, universidades y centros tecnológicos, y no funciona como un centro tecnológico tradicional. Ofrece un entorno donde las entidades pueden proponer y ejecutar proyectos con autonomía, accediendo a equipamiento de última generación. Esa autonomía permite formar a su propio personal, conocer procesos de primera mano e incluso operarlos directamente, siempre con el asesoramiento del CFA.
¿Y cómo esperas que eso impacte en la competitividad de las empresas?
De forma muy positiva. Muchas empresas, especialmente las pymes, no pueden permitirse adquirir equipos de alto valor como los que ofrece el CFA, ni formar personal especializado para manejarlos. Aquí pueden usar ese equipamiento por un precio regulado, como si fuera un alquiler, pero con todo el soporte necesario. Esto abre la puerta a proyectos que, de otro modo, no serían viables, y esto genera riqueza en la innovación andaluza y nacional.
Durante la presentación de las bases comentaste las cuatro grandes áreas tecnológicas del CFA. ¿Podrías detallarlas?
Claro. Tenemos:
- Fabricación aditiva, con equipos de gran formato, impresión SLS, Multijet Fusion, resina fotopolimérica y filamento técnico. Podemos imprimir piezas funcionales de hasta 7 metros, y tenemos disponibilidad de equipos que usan materiales avanzados como PEI o PEEK.
- Robótica, con automatización de procesos (como taladrado o aplicación de sellantes), simulación de entornos dinámicos y soldadura robotizada portátil, que puede trasladarse donde lo requiera el proyecto.
- Metrología y digitalización, donde contamos con escáneres láser, ópticos y de luz estructurada, además de una sala de realidad virtual para validación de diseños y creación de gemelos digitales.
- Drones, tanto aéreos como anfibios y submarinos, que permiten aplicaciones industriales muy variadas, desde inspección hasta toma de datos en entornos difíciles.
¿Cómo se va a garantizar un acceso equitativo a esos recursos?
A través de unas bases reguladoras públicas, con criterios de priorización como el carácter innovador del proyecto, el número de equipos utilizados o si se realiza en colaboración entre varias entidades. La evaluación la realiza FIDAMC, que gestiona el CFA, y luego la Agencia IDEA valida esa evaluación. Es un proceso transparente y hay comunicación con la entidad que presenta el proyecto en todo momento.
¿Qué tipo de apoyo técnico ofrece el CFA a quienes desarrollen proyectos aquí?
Ofrecemos dos grandes líneas: operación de equipos y asesoramiento técnico. Por un lado, contaremos con personal que se encargará del montaje, preparación y uso de las máquinas. Y por otro, damos asesoramiento personalizado en análisis, planificación, formación e incluso acompañamiento durante todo el proyecto. Si una empresa quiere formar a su propio personal para operar equipos, podemos hacerlo y acompañarles en su curva de aprendizaje.
¿Qué metas se marca el CFA a medio y largo plazo?
A medio plazo, lograr una ocupación lo más cercana al 100 %. Eso indicaría que el centro está siendo útil, que las empresas lo usan y que se está generando innovación. A largo plazo, lo importante es que esa innovación se traduzca en soluciones reales. Que los prototipos que se hacen aquí lleguen al mercado y resuelvan retos industriales concretos. Ese es el verdadero éxito.