Elena Congost, atleta paralímpica de élite, ha compartido con nosotros su experiencia, valores y aprendizajes durante su trayectoria deportiva con motivo de su reciente acuerdo de patrocinio con Fidamc. Su historia es un testimonio de superación, perseverancia y pasión por el deporte.

Elena compite en la categoría de discapacidad visual y ha sido una figura clave en el deporte inclusivo. Durante los últimos Juegos Paralímpicos de París, protagonizó un momento que refleja su gran humanidad y sentido de equipo. Estando cerca de la meta y en posición de ganar la medalla de bronce, su guía comenzó a experimentar calambres, poniendo en riesgo su integridad física. En lugar de avanzar sola hacia la victoria, Elena priorizó el bienestar de su compañero, desacelerando y soltando la cuerda que los unía. Aunque esta decisión llevó a su descalificación, demostró valores que van más allá de una medalla.

Elena nos ha contado cómo surgió su acuerdo de patrocinio con Fidamc, destacando que la organización fue la primera en contactarla tras los últimos Juegos Paralímpicos, en un momento en que ella aún se encontraba asimilando lo sucedido. «Fueron los primeros que contactaron conmigo después de todo lo que pasó y, por eso, solo puedo tener palabras de agradecimiento». Para ella, los valores que comparte con Fidamc, como la superación, el trabajo en equipo y la ambición por crecer, son la base tanto del deporte como del éxito en cualquier ámbito profesional.

Al hablar de su experiencia en los Juegos Paralímpicos, Elena reflexionó sobre la importancia de aceptar los imprevistos. «A veces, por mucho que estés en tu mejor momento y creas que está todo controlado, hay cosas externas a ti que no puedes controlar y que te van a hacer recalcular ruta otra vez», comentó. Sin embargo, ha aprendido a ver esta situación con perspectiva, entendiendo que a veces la vida marca un camino distinto y que es fundamental seguir adelante con ilusión y esfuerzo.

No hay que tener miedo a fallar

En cuanto a los consejos que daría a quienes buscan alcanzar sus sueños, Elena enfatizó la necesidad de vencer el miedo. «Muchas veces el miedo paraliza. O por miedo directamente no intentamos las cosas porque nos pensamos que ya van a ir mal. Entonces, no hay que tener miedo a intentarlo, no tener miedo a fallar, no tener miedo a caer mil veces y continuar», afirmó. Su recomendación es no temer a fallar ni a caer, sino aprender de cada experiencia y seguir adelante con determinación. Para ella, el trabajo constante es la clave del éxito, pues tanto en la victoria como en el fracaso hay un aprendizaje valioso.

Finalmente, nos habló sobre su rutina diaria en época de competiciones, describiéndola como intensa y extenuante. «Es mucho entreno, mucho agotamiento. Es cuando más tiene que salir la disciplina, porque la motivación hay momentos que no está», explicó. Los entrenamientos requieren un gran esfuerzo físico y mental, especialmente cuando la motivación flaquea. Además, conciliando su carrera deportiva con la crianza de cuatro hijos pequeños, ha aprendido a aceptar ayuda de su familia y amigos. Su preparación incluye no solo entrenamiento y descanso, sino también fisioterapia y una adecuada alimentación. «A veces hacer la compra parece imposible psicológicamente», confesó. Para ella, organizarse y dejarse apoyar por su entorno son claves para seguir rindiendo al máximo nivel.

El testimonio de Elena Congost es una fuente de inspiración para todos aquellos que buscan superar sus propios límites. Su historia nos recuerda que el esfuerzo y la pasión son los motores que nos llevan a conseguir nuestros sueños.

 

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